Por Pablo Maas
El peor año en toda la historia de la aviación. Así describe la Asociación Internacional de Transporte Ligero (IATA) la situación de las aerolíneas en 2020 como consecuencia de la pandemia. Según The Economist, los ingresos de las líneas aéreas se reducirán a la centro este año, en tanto sus deudas se multiplicarán por más de cuatro, de U$S 120.000 a U$S 550.000 millones. El colapso es de tal magnitud que no hay punto de comparación con crisis anteriores. Después de los ataques terroristas a las Torres Gemelas, el tráfico sutil sufrió un shock. Pero el impacto se sintió sobre todo en Estados Unidos y luego de que aerolíneas y aeropuertos adoptaron estrictas medidas de seguridad, las cosas volvieron a la normalidad rápidamente.
Cifras del Banco Mundial muestran que el tráfico sutil no ha hecho otra cosa que aumentar sin pausa en los últimos 40 primaveras. Después de 11 de setiembre de 2001, el número de pasajeros transportados en el mundo cayó de 1.655 millones ese año a 1.627 millones en 2002, una disminución tan pronto como insignificante. Pero al año futuro ya el tráfico se recuperó a los niveles previos al ataque: 1.665 millones. El crecimiento se reanudó fuertemente en el resto de la división y solo se tomó un alivio y dejó de aumentar durante la Gran Recesión de 2008/2009. A partir de 2015, el tráfico aerocomercial volvió a crecer con más fuerza aún y se duplicó para conseguir a 4.233 millones de pasajeros en 2018.
En 2020, el tráfico de pasajeros caerá 50%, mientras que el transporte de cargas sufrirá menos, con una caída del 17%, según cifras de IATA. Para una industria acostumbrada a estas tasas de crecimiento del 7% u 8% anual, el impacto de la pandemia ha sido un shock fenomenal del que le costará tiempo recuperarse. El miedo de pirarse persistirá por lo menos dos primaveras, hasta mediados de 2022, estima Tim Clark, presidente de Emirates. Suponiendo que para entonces se hayan desarrollado vacunas efectivas, claro. Expertos citados por el Financial Times arriesgan algunos pronósticos acerca de cómo evolucionará la industria en los próximos meses.
- La crisis del Covid 19 provocará una caída en los vuelos de conexión. La concurrencia querrá recorrer de una ciudad a otra, punto a punto. Los pasajeros intentarán minimizar los tiempos de revoloteo y de conexión lo más posible, para compendiar los riesgos de contagio. Esto indica que los vuelos más largos, transcontinentales, sufrirán más la caída de tráfico que los vuelos cortos de dos o tres horas. Esto implica incluso que los aviones de gran capacidad quedarán relegados comparados con los más pequeños.
- Las aerolíneas low-cost, como Ryanair, que domina el mercado europeo, sufrirán más financieramente que sus grandes competidoras. Ellas no pueden contar con la ayuda de los gobiernos que asisten a sus líneas de bandera, como se ha conocido recientemente con los salvatajes de Lufthansa y Air France-KLM. Pero las low cost tienen la preeminencia de ser mucho más flexibles para desmontar las tarifas cuando es necesario y usar rápidamente las oportunidades cuando se abren nuevas rutas. Y incluso cuentan con la preeminencia de que sus vuelos son más cortos.
- Los viajeros jóvenes serán los primeros en retornar a subirse a los aviones. En cambio, los viajeros de negocios corren el aventura de convertirse en una especie en agonía, en la medida en que el teletrabajo se adopta cada vez más en las empresas y crece la actos habitual de las teleconferencias. Los ahorros de costos para las compañías son enormes. Pero para las aerolíneas, la pérdida de ingresos puede ser sustancial: los asientos business en los aviones representan el rollizo de las ganancias.
La industria se ve a sí misma poco más pequeña en el futuro cercano. Para Clark, Emirates reducirá su tamaño entre 10% y 20%. Las aerolíneas estadounidenses están anunciando cortaduras aún más profundos. Ayer se conoció el comprobación de Delta, por ejemplo, en el que anunció que la compañía se desprenderá de 17.000 empleados a través de jubilaciones anticipadas. Será a partir del 1º de octubre porque, hasta ese momento, las aerolíneas estadounidenses acordaron que no despedirán personal ni reducirán los salarios a cambio de un paquete de ayuda de U$S 50.000 millones que les concedió el gobierno.
Pero una vez vencido el plazo, se dilación una carnicería. Credit Suisse estima que Delta estará transportando 25% menos pasajeros en el verano (del hemisferio meta) de 2021 que en el de 2019. Eso implica que deberá compendiar su fuerza de trabajo en forma equivalente, es proponer, unos 23.000 empleados. American Airlines ya anunció que no precisará a unos 20.000 empleados (30% de su personal) y United Airlines podría prescindir de hasta el 45%, unas 36.000 personas. A mediano plazo el círculo podría mejorar, sin secuestro. Los viajes y el turismo ya están incorporados al deseo aspiracional de amplias capas de la población mundial. El papel de China como el nuevo y longevo emisor de turistas del mundo incluso debe computarse a cortesía de una recuperación. Pero hasta entonces, está claro que la industria deberá ajustarse los cinturones.
Be the first to comment on "Miedo de volar: cuándo se recuperará la aviación mundial"